En el fabuloso
estuche del estrépito, un cóctel de minuciosidad
y violencia, de desfase y evidencia
Desde hace treinta años, Françoise
Lemaître-Leroux se dedica con pasión al dibujo
y a la pintura (…). Esta normanda convencida, despliega
un talento original, dominado y adiestrado gracias a un temperamento
determinado y combativo –en lo que se refiere a su arte
y a su vida (…). Desde sus comienzos, fiel a la impresión,
la artista demostraba ya una voluntad de colorista poderosamente
expresiva; bajo el vigor de su pincelada, despuntaban el encanto
y sortilegio de un realismo elaborado y cercano a su época.
De este modo, al mismo tiempo que conseguía numerosos
premios que reconocían justamente su talento, Lemaître-Leroux
se especializó en el retrato, luego se deslizó
con placer en las atractivas dinámicas del surrealismo.
Esta efervescencia pictórica, llena de imaginación,
la llevó hacia la acción y la minuciosidad brillante
de un fulgurante hiperrealismo deportivo; un verdadero reto
que Lemaître-Leroux continúa y perfecciona en
una visión onírica y mecánica, como lo
atestiguan sus pinturas con hojas de oro o plata, tan fabulosas
como entusiasmantes y vitales.
André RUELLAN
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